Pensar que se está acabando el año y que con eso ya se genera un cierre de este instrumento, mezcla emociones que probablemente no pensé que iban a existir. No puedo negar que desde el minuto uno estuve muy reacia al formato de evaluación de esta asignatura, mi estructura y tradicionalismo me impedía pensar que quizás, a lo mejor, una modalidad diferente de certámenes podía generar tanto o más aprendizaje que un papel y un lápiz (o computador en este contexto). Sigo creyendo que quizás fue mucha pantalla y que las evaluaciones podrían ser ideales para un formato presencial en donde el computador no estuviera a la base como instrumento de aprendizaje, pero eso se va viendo sobre la marcha.
Desde mi primera entrada del blog a esta, creo profundamente que existió un aprendizaje y crecimiento propio. No solo porque ya no estaba tan chata de las evaluaciones, sino porque realmente hubo una interiorización de conceptos. Probablemente mi motivación al comienzo estaba muy baja o casi inexistente. La verdad es que continuar en un formato online, donde la mayoría de tus ramos tuvieron que adaptarse a un contexto pandémico y donde además el año en que ibas a ver en acción el ser psicólogo/a se fue por la basura, claramente desmotiva. Imposible quitarle el crédito a todos los docentes de nuestra facultad, unos más que otros, que hicieron lo que tenían a su alcance para generar el ambiente de aula igual. Elemento esencial para tener esa vivencia o creencia de que seguimos estudiando y no estamos en nuestras casas, en nuestras piezas y en las mismas cuatro paredes hace más de 8 o 9 meses. ¿Será que mi querido Engëstrom logró que mi aprendizaje sea expansivo? Probablemente sí y quizás más que solo expandir mis conocimientos.
Creo que ni los socio constructivas ni los cognitivistas pensaron en una instancia como en la que nos encontramos ahora. Muchas, si es que no todas, las teorías que revisamos en el curso hablan de la importancia de la interacción para que se genere el aprendizaje como tal y, con ello, la interiorización de los conceptos. El "aprender haciendo" siempre ha sido parte de los teóricos más contemporáneos, pero ante la situación en la que nos encontramos es muy complejo pensar en esta frase y en la vivencia del hacer para aprender. Hoy aprendemos, pero haciendo poco; las evaluaciones, si bien no son teóricas, incorporan casos ficticios, no tan lejanos de la realidad, pero no es lo mismo verlo en vivo a una grabación o una actuación. Eso, por sobre todas las cosas, desmotiva, al igual que cuando no recibimos un feedback que nos permita complementar nuestro aprendizaje y queda ahí, en el aire. Creo que Hattie hablaba de este aspecto y de la importancia de la relación entre docente y estudiantes, elemento central que nos ha quitado lo online. ¿Será que por ser estudiantes de psicología -o de las ciencias sociales- resentimos tanto el estar lejos físicamente? A mí parecer sí. Es lógico que algunos se vean más afectados que otros, pero siento que parte de nuestra formación es el contacto con el otro y eso es algo que ni Zoom ni Canvas ni Meet van a igualar. Podemos tener todas las conferencias posibles, pero el sentarse en una sala y vernos de cuerpo completo es muchísimo más ameno que ver solo las caras o pantallas en negro. Por tanto, se limita este clima emocional cálido que se busca generar, seamos muchos o pocos dentro de una aula virtual, es difícil lograrlo.
A partir de lo anterior, creo que también ahí se dificulta el poder aprovechar la diversidad de cada uno. Es más complejo abarcar distintas formas de aprendizaje vía online que presencial, hay que pensar que los recursos son limitados, los tiempos y la capacidad creativa. No dudo que se ha buscado absolutamente toda forma de poder incorporar a cada uno de nosotros como estudiantes en el proceso creativo de una actividad en "sala", pero ¿cómo lograr mantener la atención de los estudiantes si la opción de abrir otra pestaña o apagar la cámara está a un clic? Tampoco la idea es que el docente sea un maestro de ceremonias o haga stand up comedy. Nadie lo espera o ¿sí?
Viendo los videos del análisis de caso para el informe me pregunté si la profesora Margarita cree que debería cambiar su forma de enseñar o si la cambió este año. Hemos conversado en más de una oportunidad que si hubiésemos tenido a ella como profesora, lo más probable es que nuestra capacidad atencional, motivación o lo que sea se habría ido. ¿Habrá sido esa forma de trabajar con prismas y cilindros la mejor? ¿Se habrá generado un clima cálido? ¿Los estudiantes recibieron un feedback que les permitió expandir sus conocimientos e interiorizarlos de mejor forma? Desde la teoría crítica creo que encuentro estas respuestas, Freire luchó contra la educación depositaria, decidió que la mejor forma de aprender era liberando a los oprimidos de sus cadenas y generar un diálogo enriquecedor que permitiera al estudiante o quién sea aprender por medio de la reflexión. Un guión más que aprendido por toda persona formada como pedagogo. Sabemos que la cumbia es lo socio-constructivista, la interacción, la co-construcción, pero ¿realmente se está haciendo? Nos dimos cuenta que, probablemente, ninguno lo vivió en sus colegios. Por lo menos yo nunca.
Por último, un elemento central que ha sido utilizado como recurso primordial de todo este nuevo sistema de aprendizaje que ningún teórico clásico ni contemporáneo se puso a pensar es el trabajo colaborativo. Creo que si bien en algunos casos ha sido necesario para poder bajar la carga, en otros ha sido más de lo mismo y cero baja de carga. A estas alturas del año, si bien adoro trabajar con mis amigos/as, la verdad es que no quiero ningún Zoom más para ponernos de acuerdo de cómo organizar la estructura de un trabajo. Hay veces que añoro la evaluación de lápiz y papel, que el trabajo en grupo sea opcional y que predomine lo individual. Sí, todo lo contrario a lo que he aprendido tanto en el magíster como en esta asignatura; pero la verdad es que ya no damos más. Si bien se dice que soldado que sobrevive sirve para otra guerra, creo que estamos todos muy agotados como para volver al frente de batalla. Una evaluación más es sinónimo de angustia pura más que libertad de creer que nos beneficiaremos por un trabajo en equipo.
Creo que aún me queda mucho por aprender, este ramo no solo ha sido un descubrimiento de mis capacidades y de cómo he ido integrando los conceptos. Yo sé que en algún lugar del mundo Engëstrom va a tener las orejas rojas de todo lo que he rabiado con él, pero bueno, del odio al amor hay un solo paso ¿no? He visto cómo he crecido y cómo he podido sobrellevar, quizás a veces no tan de la mejor forma, el sufrimiento que ha sido estar en modalidad online. Uno creería que el estar siempre conectado hace más fácil todo, la verdad es que no. Creo que extraño el ruido de la gente conversando en la biblioteca, a los estudiantes de derecho apoderándose de todos los espacios de la universidad, la música constante en los patios y hasta el griterío de los niños de los colegios colindantes. Espero profundamente que el próximo año la normalidad sea "más normal" y que eventualmente el uso de mi computador solo sea un apoyo para tomar apuntes y no todo mi sistema de aprendizaje.