martes, 10 de noviembre de 2020

Reflexión final

Pensar que se está acabando el año y que con eso ya se genera un cierre de este instrumento, mezcla emociones que probablemente no pensé que iban a existir. No puedo negar que desde el minuto uno estuve muy reacia al formato de evaluación de esta asignatura, mi estructura y tradicionalismo me impedía pensar que quizás, a lo mejor, una modalidad diferente de certámenes podía generar tanto o más aprendizaje que un papel y un lápiz (o computador en este contexto). Sigo creyendo que quizás fue mucha pantalla y que las evaluaciones podrían ser ideales para un formato presencial en donde el computador no estuviera a la base como instrumento de aprendizaje, pero eso se va viendo sobre la marcha. 

Desde mi primera entrada del blog a esta, creo profundamente que existió un aprendizaje y crecimiento propio. No solo porque ya no estaba tan chata de las evaluaciones, sino porque realmente hubo una interiorización de conceptos. Probablemente mi motivación al comienzo estaba muy baja o casi inexistente. La verdad es que continuar en un formato online, donde la mayoría de tus ramos tuvieron que adaptarse a un contexto pandémico y donde además el año en que ibas a ver en acción el ser psicólogo/a se fue por la basura, claramente desmotiva. Imposible quitarle el crédito a todos los docentes de nuestra facultad, unos más que otros, que hicieron lo que tenían a su alcance para generar el ambiente de aula igual. Elemento esencial para tener esa vivencia o creencia de que seguimos estudiando y no estamos en nuestras casas, en nuestras piezas y en las mismas cuatro paredes hace más de 8 o 9 meses. ¿Será que mi querido Engëstrom logró que mi aprendizaje sea expansivo? Probablemente sí y quizás más que solo expandir mis conocimientos. 

Creo que ni los socio constructivas ni los cognitivistas pensaron en una instancia como en la que nos encontramos ahora. Muchas, si es que no todas, las teorías que revisamos en el curso hablan de la importancia de la interacción para que se genere el aprendizaje como tal y, con ello, la interiorización de los conceptos. El "aprender haciendo" siempre ha sido parte de los teóricos más contemporáneos, pero ante la situación en la que nos encontramos es muy complejo pensar en esta frase y en la vivencia del hacer para aprender. Hoy aprendemos, pero haciendo poco; las evaluaciones, si bien no son teóricas, incorporan casos ficticios, no tan lejanos de la realidad, pero no es lo mismo verlo en vivo a una grabación o una actuación. Eso, por sobre todas las cosas, desmotiva, al igual que cuando no recibimos un feedback que nos permita complementar nuestro aprendizaje y queda ahí, en el aire. Creo que Hattie hablaba de este aspecto y de la importancia de la relación entre docente y estudiantes, elemento central que nos ha quitado lo online. ¿Será que por ser estudiantes de psicología -o de las ciencias sociales- resentimos tanto el estar lejos físicamente? A mí parecer sí. Es lógico que algunos se vean más afectados que otros, pero siento que parte de nuestra formación es el contacto con el otro y eso es algo que ni Zoom ni Canvas ni Meet van a igualar. Podemos tener todas las conferencias posibles, pero el sentarse en una sala y vernos de cuerpo completo es muchísimo más ameno que ver solo las caras o pantallas en negro. Por tanto, se limita este clima emocional cálido que se busca generar, seamos muchos o pocos dentro de una aula virtual, es difícil lograrlo. 


A partir de lo anterior, creo que también ahí se dificulta el poder aprovechar la diversidad de cada uno. Es más complejo abarcar distintas formas de aprendizaje vía online que presencial, hay que pensar que los recursos son limitados, los tiempos y la capacidad creativa. No dudo que se ha buscado absolutamente toda forma de poder incorporar a cada uno de nosotros como estudiantes en el proceso creativo de una actividad en "sala", pero ¿cómo lograr mantener la atención de los estudiantes si la opción de abrir otra pestaña o apagar la cámara está a un clic? Tampoco la idea es que el docente sea un maestro de ceremonias o haga stand up comedy. Nadie lo espera o ¿sí? 

Viendo los videos del análisis de caso para el informe me pregunté si la profesora Margarita cree que debería cambiar su forma de enseñar o si la cambió este año. Hemos conversado en más de una oportunidad que si hubiésemos tenido a ella como profesora, lo más probable es que nuestra capacidad atencional, motivación o lo que sea se habría ido. ¿Habrá sido esa forma de trabajar con prismas y cilindros la mejor? ¿Se habrá generado un clima cálido? ¿Los estudiantes recibieron un feedback que les permitió expandir sus conocimientos e interiorizarlos de mejor forma? Desde la teoría crítica creo que encuentro estas respuestas, Freire luchó contra la educación depositaria, decidió que la mejor forma de aprender era liberando a los oprimidos de sus cadenas y generar un diálogo enriquecedor que permitiera al estudiante o quién sea aprender por medio de la reflexión. Un guión más que aprendido por toda persona formada como pedagogo. Sabemos que la cumbia es lo socio-constructivista, la interacción, la co-construcción, pero ¿realmente se está haciendo? Nos dimos cuenta que, probablemente, ninguno lo vivió en sus colegios. Por lo menos yo nunca.


Por último, un elemento central que ha sido utilizado como recurso primordial de todo este nuevo sistema de aprendizaje que ningún teórico clásico ni contemporáneo se puso a pensar es el trabajo colaborativo. Creo que si bien en algunos casos ha sido necesario para poder bajar la carga, en otros ha sido más de lo mismo y cero baja de carga. A estas alturas del año, si bien adoro trabajar con mis amigos/as, la verdad es que no quiero ningún Zoom más para ponernos de acuerdo de cómo organizar la estructura de un trabajo. Hay veces que añoro la evaluación de lápiz y papel, que el trabajo en grupo sea opcional y que predomine lo individual. Sí, todo lo contrario a lo que he aprendido tanto en el magíster como en esta asignatura; pero la verdad es que ya no damos más. Si bien se dice que soldado que sobrevive sirve para otra guerra, creo que estamos todos muy agotados como para volver al frente de batalla. Una evaluación más es sinónimo de angustia pura más que libertad de creer que nos beneficiaremos por un trabajo en equipo. 

Creo que aún me queda mucho por aprender, este ramo no solo ha sido un descubrimiento de mis capacidades y de cómo he ido integrando los conceptos. Yo sé que en algún lugar del mundo Engëstrom va a tener las orejas rojas de todo lo que he rabiado con él, pero bueno, del odio al amor hay un solo paso ¿no? He visto cómo he crecido y cómo he podido sobrellevar, quizás a veces no tan de la mejor forma, el sufrimiento que ha sido estar en modalidad online. Uno creería que el estar siempre conectado hace más fácil todo, la verdad es que no. Creo que extraño el ruido de la gente conversando en la biblioteca, a los estudiantes de derecho apoderándose de todos los espacios de la universidad, la música constante en los patios y hasta el griterío de los niños de los colegios colindantes. Espero profundamente que el próximo año la normalidad sea "más normal" y que eventualmente el uso de mi computador solo sea un apoyo para tomar apuntes y no todo mi sistema de aprendizaje.


Descripción gráfica de cómo he sentido todo el año.

martes, 20 de octubre de 2020

Yo participo, tú participas, todos participamos (y aprendemos)

Todos ejercemos un rol dentro de un grupo, eso lo hemos aprendido tanto en nuestras asignaturas de Psicología Social, Social de Grupos y La Organización y sus Procesos. Todos somos alguien dentro de un conjunto de personas, cumplimos un papel, ejercemos una tarea y desarrollamos ciertas habilidades. 

Hace unas semanas atrás, antes del feriado del 12 de octubre, vimos en la clase de organizacional los conceptos de grupo y equipo. Un grupo, por un lado, es un conjunto de individuos que tienen una meta en común, por ejemplo, los animalistas. Pero un equipo es mucho más que un conjunto de individuos, si bien también tienen una meta en común, por ejemplo, ganar un partido o desarrollar un proyecto, lo esencial es que guarda relación con que este equipo es variado y cada uno cumple una función, o un rol, que permite, en conjunto, desarrollar la tarea. 

Uno espera que al ingresar a la universidad (sea la primera, segunda o hasta tercera vez) logres encontrar a esos individuos que te permitan formar tu equipo, donde cada uno ejerza su rol y podamos salir adelante entre todos, generando al fin y al cabo, esta interdependencia más que necesaria dentro del ámbito educativo. Desde el primer día creo haber encontrado a mi equipo, a esos individuos que hacen que el día a día en el proceso de obtención de un título profesional sea un poco más llevadero. Son "mis personas", con quien puedo contar siempre, no solo como amigos en lo afectivo, sino que en cualquier trabajo, evaluación o entrega que debamos realizar. Cada uno de nosotros cumple una función que luego permite que se vaya formando el trabajo final. 



No es como ese meme donde cada uno hace una parte y después "se une", sino que efectivamente tenemos roles dentro de los trabajos, donde, por ejemplo, suelo estar a cargo de las estructuras de los informes, teniendo en cuenta mi experiencia en armado de tesis (no me genera mucha satisfacción saber que se viene la tercera); por su parte, la Maca suele ver la redacción y los detalles para que quede "bonito"; Javier le entrega lo formal; Thiare proporciona los datos duros y el entendimiento más profundo de teorías o estadísticas; la Cote es nuestra encargada de difusión, contactos y elementos más sociales. Cuando nos toca hacer trabajos sin los otros la sufrimos mucho, porque tenemos un ritmo de trabajo muy marcado, donde siempre todxs sabemos de todo; no existe "tú parte" o "mí parte", si uno cae (sobre todo en el sistema online), entra el que logra enchufarse más rápido, pero siempre en colaboración, nunca en la búsqueda de brillar más que el otro.


Para muchos somos el grupos de los "mateos", y probablemente sí, tenemos buenas notas. Pero es más que eso, nuestro proceso de trabajo tiene que ver con la reflexión y el entendimiento. Si uno de nosotros está "cojo" en algún concepto entre todos buscamos la manera de que logre interiorizar la idea, jamás vamos con la misión de aprendernos de memoria las cosas, porque, como ya hemos aprendido no solo en este ramo sino que en todos (de forma indirecta, claramente), el aprendizaje memorístico no sirve y no incorpora nada. Al final, como diría Freire, seguiríamos en una educación bancaria más que en una la concientización y la liberación, específicamente por medio de la reflexión y el diálogo, elementos base en nuestro proceso durante el trabajo en equipo, aumentando así, nuestras habilidades sociales. A pesar de que todos somos más o menos reservados (sin contar la Maca), el buen ambiente que hemos generado ha permitido que poco a poco nos vayamos soltando en ciertos temas sociales. Nuestras habilidades comunicacionales aumentan en este círculo de confianza y, por ende, nuestra capacidad de entregar de mejor forma nuestros conocimientos. 


Creo que con el trabajo del certamen 2 es como mejor puedo evidenciar este proceso. Si bien el trabajo es en pareja, entre todos nos hemos ayudado, aportando páginas de vectores para las gráficas, elementos teóricos y aspectos audiovisuales. Con la Maca nos dividimos las tareas de qué hacer para disminuir la carga del certamen; ella está chocha jugando a ser directora de cine y por mi parte me encargué de los aspectos teóricos, lo cual se me hace bastante más fácil que intentar hacer ediciones de videos. Pero, a pesar de tener funciones demarcadas, entre ambas ejercemos la co-responsabilidad dentro de este trabajo, no son tareas aisladas unas de otras, sino, por el contrario, entre sí generan lo que finalmente queremos entregar. Aunque la Maca no sea fan de los ramos que involucren pensar en niños, teniendo en cuenta que un ramo de educacional es equivalente a colegio = niños = monstruos para ella, no puede negar que ha a aprendido mucho y más de lo que se esperaba al hacer este video, aunque no haya estado a cargo de lo teórico. Así como yo he aprendido algo de audiovisual al grabarme una y otra vez para incorporar los cuadros de diálogo. 


Ya a medio camino del semestre, y mirando para atrás cuando en alguna de mis entradas me negué profundamente a aceptar la modalidad de evaluaciones de este ramo, debo admitir que sí ha generado un cambio en mi forma de aprendizaje. A pesar de que algunos de los contenidos, autores y teorías algo las manejaba, no existe ningún momento en que no esté aprendiendo algo nuevo o re-aprendiendo. Sobre todo, porque además e incorporado a mi pololo dentro de este aprendizaje. 


Benja, a.k.a Mr. Ben, es profesor de básica en un colegio privado del sector oriente y me ha ayudado con algunos conceptos asociados a educación desde que me metí al magíster y hasta el día de hoy que tengo ramos de educacional en psicología. En algún momento, cuando vimos "aprendizaje" en la ayudantía de Bachillerato, le mostré el control sobre autores clásicos (Vigotsky, Bandura, Bruner, Ausubel), en algunos acertaba y en otros quedaba marcando ocupado. Creo que él de alguna forma me inspira a ser mejor ayudante y docente para mis estudiantes, porque en pandemia he visto cómo ha ejercido su rol de profesor y su rol como líder de su equipo de profesorxs. En más de alguna ocasión le he ayudado con consejos para dar ánimo a sus compañeras de trabajo que ya no dan más, pero con sus gifs o frases de películas, siempre les saca una sonrisa dentro del caos. Sin ser él compañero mío de carrera, ha aportado en todo sentido a mi aprendizaje, siendo algo así como mi andamio pensando en Vigotsky, y, a su vez, potenciando al máximo mi Zona de Desarrollo Próximo. Quizás no en conceptos como tal, pero sí en estrategias de cómo sacar a flote lo mejor de mí. 

Mr Ben en acción.

La resiliencia es algo que lo define mucho, así como a su historia familiar. Sus abuelos sobrevivieron al Holocausto y el salir adelante por sobre todas las cosas siempre ha sido algo así como un lema para su familia. Quizás por eso también es tan buen líder. Cuando leí que dentro de los aspectos que se recomendaban, o se esperaban, que incluyéramos en esta entrada el pensar en la película Freedom Writers es pensar, por un lado, en el Benja por su historia familiar y cómo nuestra experiencia y nuestra historia marca nuestro aprendizaje y posterior vivir; como también pensé en las vivencias que hemos tenido en este ramo. 


Dejando de lado el contexto vulnerable a nivel socioeconómico y los temas raciales de la película, Hilary Swank, en su papel de profesora busca generar un cambio en sus estudiantes y en su entorno incorporando nuevas formas de evaluación y que estas sean por medio del trabajo en equipo, que exista una meta entre todos (en este caso el traer a quien escondió a Anna Frank en su hogar) y, a pesar de las adversidades, lograrlo, sin importar lo que los demás crean de ti. Aquí los docentes, tanto Mr Ben como usted se han enfrentado a la adversidad, a un contexto complejo y desconocido de cómo educar. Y la misión es la misma, lograr que los estudiantes se motiven a aprender, pero por sobre todas las cosas, de forma colaborativa, donde tanto nosotros como estudiantes aprendemos como los profesores, y donde el desafío se ve interferido por esta distancia obligatoria, pero que ha permitido que a veces no se sienta tan fuerte y sigamos trabajando juntos.

En sí, en el ámbito universitario es menos complejo pensar en lo colaborativo de forma online y en pandemia. Pero, ¿qué pasa con los docentes que se encargan de la primera y segunda infancia? El exceso de exposición a pantallas no está recomendado para los más chiquititos, y en la semi presencialidad tampoco van a poder compartir ni trabajar de la misma forma que hacían en un mundo sin pandemia. Esta es una interrogante que queda, me imagino, y a la cuál todos en el área de la educación escolar se siguen viendo acomplejados. ¿Qué pasa con aquellos colegios donde la forma de trabajo colaborativo es por medio del WhatsApp de apoderados? Teniendo en cuenta, además, que no hay acceso global a internet y menos a dispositivos electrónicos.

Parte de nuestra labor como futuros psicólogos es darnos cuenta que la educación nunca ha sido equitativa ni igualitaria, que muchas de esas brechas a nivel emocional se dan, principalmente, por un déficit en la educación y no solo en contenidos, sino que también en el ámbito emocional. Al vivir en un entorno de carencias económicas, en algunos casos, puede llevar a carencias afectivas, y, por tanto, a muchas dificultades a lo largo de la vida del ser humano. Me hace sentido que de eso es lo que se dieron cuenta muchos de los teóricos del aprendizaje, y que si bien está en nosotros (como sociedad) cambiarlo, hay ciertos elementos que necesitan una transformación total antes de pensar en que, por ejemplo, el aprendizaje es y será siempre colaborativo. 


viernes, 25 de septiembre de 2020

La docencia en la genética

 Mi árbol genealógico se conforma, en su mayoría, por docentes. Mis abuelos maternos, Rubén y Lucila, se conocieron cuando estudiaban en la Escuela Normal por allá en los años 40'. No tengo recuerdo de la fecha en que se casaron, pero sí estuvieron juntos por muchos años compartiendo no solo su cariño y amor mutuo, sino que la pasión y vocación por la educación. De sus tres hijos, solo mi mamá decidió seguir el mismo camino, pero como educadora de párvulos, elección que nunca tuvo muy contento a mi abuelo porque él sabía lo que significaba la docencia respecto a sacrificios. En el caso de mis abuelos paternos, mi abuela, Liliana, era profesora de francés. De sus cuatro hijos, solo dos siguieron sus pasos, una de ellas es profesora de inglés y la otra también de francés. 

Crecí escuchando a mi abuelo Rubén hablar sobre los problemas de la educación, sobre como el rol del docente se había perdido y cómo él había formado tantas generaciones en una remota isla al otro lado del Estrecho de Magallanes. Mis abuelos se casaron en Puerto Natales, vivieron un par de años allá y entre el ir y venir a Punta Arenas, terminaron siendo parte del cuerpo educativo de la Escuela Mixta Superior N°1 de Porvenir. Allá mi abuelo era director y mi abuela inspectora, o como dice mi mamá, era el terror de los internos. Ambos entregaron todo su esfuerzo y vocación al tiempo en que vivieron allá. Mi mamá siempre cuenta que fue la época más bonita, Porvenir era una ciudad mucho más pequeña de lo que es ahora. Si bien tuvo de los primeros cines y muchos adelantos tecnológicos para la época al ser tierra de estancieros, estaba alejada de todo. Las corrientes que traía el viento del estrecho era el gran escándalo que proporcionaba la naturaleza, a diferencia del continente, con sus ruidos de camiones, autos, micros, etc. 

Fuente: Porvenir: un paseo histórico por la Tierra del Fuego chilena (Garay, s.f)

El trabajo que hicieron mis abuelos en Porvenir nunca imaginé que tendría tal repercusión. Siempre hablaba de que había sido alguien muy importante, que casi conoció a su ídolo Pedro Aguirre Cerda, razón por la cual nunca olvido su lema "gobernar es educar", para él el máximo político que pudo haber tenido el país. No tengo claro la tendencia política de PAC, pero con solo saber que incorporaba en su trabajo como presidente la educación, ya me queda claro la razón de por qué tanta admiración por parte de mi abuelo. Dentro de sus virtudes, mi abuelo era también un artista, tocaba la guitarra como profesional, cantaba como trovador y dibujaba como si hasta una simple servilleta fuera el mejor lienzo en blanco. Un alma bohemia sin duda, que dejó muchas marcas en las personas que lo conocieron. El día que falleció no pude viajar a Punta Arenas porque esa misma mañana me habían sacado las muelas del juicio, pero mis primos comentan que la iglesia estaba llena hasta las escaleras de afuera, mucha gente que jamás en su vida habían visto les dio el pésame por tal gran servidor de la educación en nuestro país. 

Hace unas semanas, tuvimos que entrevistar al entrenador de la selección de fútbol femenino de la UC. El apellido de él tenía aires croatas, pero la posibilidad de que fuera de Magallanes no era tan grande, la población inmigrante croata también se erradicó en Antofagasta, por lo que la exclusividad no estaba. Sin decir ni pío, Ronnie vio mi apellido y me preguntó si era de Punta Arenas, le confirmé sus sospechas y él me dijo que era de Porvenir. Calculando su edad, le pregunté si quizás conoció a mis abuelos y, para sorpresa mía, mi tata había sido su profesor y me comentó que lo recordaba con mucho cariño. Ronnie debe tener unos 60 y algo, pensar que después de más de 50 años todavía recuerda a su profesor del colegio me genera un orgullo enorme y me hace pensar en la marca que dejan los profesores en sus estudiantes. 

Tengo claro que mi abuelo, al igual que mis abuelas, fueron excelentes formadores de mentes independientes y pensantes, que jamás aceptaron que nadie les dijera que la educación no era esencial para un niño, niña o adolescente. Dentro de mis libros encontré uno que me regaló mi hermana en enero de este año y que se llama "Porvenir: un paseo histórico por la Tierra del Fuego chilena". Dentro de este libro hay un capítulo sobre educación y hay un párrafo completo dedicado a mi abuelo. A su vez, en Punta Arenas, en algún Liceo que no recuerdo el nombre, hay un mural pintado por él, por lo que su legado y entrega a las artes y a la educación sigue viva, a pesar de que él ya no esté.

Fuente: Porvenir: un paseo histórico por la Tierra del Fuego chilena (Garay, s.f, p. 62)


Y sí, el extracto anterior me recuerda a Paulo Freire y la importancia de que el docente también aprende, no solo el estudiante. Porque, al fin y al cabo, el proceso de aprendizaje siempre será un proceso bidireccional. Además, incorporando siempre al contexto social del estudiante, tanto a los padres como apoderados para así fortalecer y darle un sentido a lo que él siempre entregó.

A la fecha, tanto mi hermana como yo, si bien nuestras profesiones no son directamente la pedagogía, ambas entregamos parte de nuestro día a día a la docencia. Mi hermana como coordinadora de un ramo clínico de la carrera de enfermería en una universidad del sector oriente y yo con mis ayudantías y el trabajo en la municipalidad. A su vez, ella está cursando su magíster en docencia, igual al que también tengo. Por lo que las marcas de educación no solo quedaron en los estudiantes de mis abuelos, sino que también en su descendencia. 

martes, 22 de septiembre de 2020

La ventaja de ser diversa

Estuve mucho rato leyendo la frase "la diversidad enriquece al ser humano" y siento que es absolutamente cierta y válida. Nadie es igual al otro, creo que recordar a mi profesora de historia en el colegio decir "los ciudadanos son únicos e inigualables", quizás algo de eso tendrá esta frase de Harf. Pero, por otro lado, recuerdo las palabras de mi profesor de biología hablando sobre Darwin y la importancia de la supervivencia del más fuerte y que es ese el más apto.

Justamente hoy acompañé en cátedra al profesor de quién soy ayudante en Bachillerato y el tema que tocaba ver en clases trataba sobre "inteligencia". Dentro de este tema hablamos sobre las pruebas estandarizadas que permiten evaluar y categorizar en un rango el IQ de las personas, donde fuera del rango ideal, se considera que estos tienen alguna dificultad o un "déficit" por sobre la media esperada. A su vez, el profesor comentó como dato freak que uno de los autores, Sternberg si no me equivoco,  sufrió mucho durante su etapa escolar porque su profesor lo catalogó como "niño de nota 4" (pensando en nuestra escala evaluativa) y que él jamás iba a poder ser exitoso o superior porque era lo que le alcanzaba nada más. Claramente a esa persona las palabras de su docente lo deben de haber marcado haciéndolo sentir inferior por sobre el resto, ya que si no destacaba, por ejemplo, en matemáticas o biología, se debía a que no era igual de hábil de los demás que sí superaban las pruebas estandarizadas. Menos mal las palabras se las llevó el viento, sino no podría tenerlo como ejemplo.

El trabajo mental que debe de haber hecho la mamá de Sternberg para que las palabras del profesor mala leche no le hicieran sentir mal y pudiera salir adelante.

Quizás esto ocurrió en el siglo pasado, más de 50 años atrás, pero cuando escuché esta historia me sentí muy identificada con el autor, porque más de alguna vez me debe de haber pasado lo mismo. 

Estando en cuarto medio, el primer día de clases, el coordinador de UTP nos fue a mostrar un gráfico correspondiente a los resultados de la PSU del año anterior, donde mi colegio había alcanzado el top 20, uno de los mejores ranking en los últimos años. Estaban muy orgullosos de la estadística y se nos recalcó que estaba difícil para nosotros superar la vara porque no teníamos el promedio general para tener un ptje como el de ellos. Además, el orientador mostró las carreras y universidades a las que nosotros estábamos dispuestos a entrar al año siguiente. En su mayoría era ingeniería civil, medicina, ingeniería comercial (todas PUC por su puesto) y yo, "chef". Nunca me olvidaré de esa clasificación, era la única "diferente" y, además, estaba mal puesto, porque uno no estudia para chef, es como decir que vas a estudiar para ser gerente. No tiene sentido. 

Como creo me imaginaban todos cuando dije que quería estudiar cocina

Durante el año, mis compañeros quemaron todas las neuronas disponibles para lograr ptjes superiores a los esperados por temas de corte en cada una de las universidades tradicionales. Publicaban en el boletín general nuestros ptjes con rut para que fuéramos comparando, claramente por orden donde yo siempre estuve al final. Cuento corto, mi generación salió 6ta a nivel nacional en el ranking de la PSU del 2010, nadie se lo esperaba, la ponderación más alta fue una de mis mejores amigas con 810 aprox (hoy una excelente médico del Hospital de Litueche) ¿mi puntaje? Ponderé 650, dentro de los más bajos de mi generación. Cuando entré a Culinary, entablando conversación entre mis compañeros llegamos a comparar ptjes y uno me dijo "¿qué haces aquí con ese ptje?" (teniendo en cuenta que no pedían psu para ingresar y por lo general es más una carrera de gente con malas notas en el colegio). Esa frase me marcó mucho, no porque no fuera "apta" para estudiar gastronomía, sino porque era la primera vez que me decían que era capaz de mucho, pero como estaba acostumbrada a un mundo estandarizado, donde la diversidad era poca (básicamente yo era la única diversa), parecía que remaba contra la corriente y que eso no estaba aceptado. 

Literal yo después de ese comentario

En mis ayudantías siempre trato de darle a mis estudiantes tips de cómo facilitar el estudio, les cuento que yo suelo ser más visual, que me gusta mucho imprimir y subrayar los textos con diferentes colores, porque necesito lo tangible, me cuesta demasiado estudiar desde el computador y hago mucho mapa conceptual; pero esa es forma de estudiar, pero hay múltiples opciones, así como también hay múltiples carreras y múltiples habilidades que hacen a las personas más inteligentes o más hábiles.



La educación como la vemos hoy tiene sus bases en la revolución industrial, donde se buscaba la mayor producción por medio de estándares que permitieran el trabajo en serie y, lamentablemente, eso se llevó al aula. No solo nos bastó con las teorías conductistas, donde solo nos veían como estímulo y respuesta, sino que, a pesar de la inclusión de los teóricos más cognitivos, seguíamos siendo vistos como máquinas de aprendizaje, donde la incorporación de la mente era lo que diferenciaba. 

Si bien he tenido encuentros con la teoría de Engeström, una constante relación de amor-odio, sí destaco que su teoría incorpora elementos de la diversidad del ser humano, ¿cómo? por medio de la importancia de lo sociohistórico, de la necesidad de expandir nuestras mentes con otra persona y que esto nos lleve a pensar más allá de lo que dicen los libros o la teoría, a distribuir el conocimiento entre todos, porque somos todos distintos, dependiendo del tiempo y el espacio en el que nos encontremos, y eso es lo que hace más valioso el conocimiento, el trascender y a pensar diferente de lo que se estima como conveniente.

Quizás lo lógico, pensando que vengo de una clase de inteligencia y teniendo en cuenta en el concepto de diversidad, sería hablar desde Gardner para también hacer un paralelo entre ambas teorías, pero siento que se quedaría corto. Volviendo a la clase del profesor, porque me hizo esta pregunta, "¿cómo sería una inteligencia gastronómica?". Creo que más que una inteligencia, la gastronomía es una destreza que permite resaltar la diversidad, tanto de sabores como de nuestras habilidades tanto creativas, prácticas, actitudinales, entre otras. Es una forma de pensar que va más allá de ser bueno o malo en algo, es poder expresar aquello que quizás no sabía que tenías, como todo ámbito artístico y que se ve relegado a lo "divergente". Y leyendo sobre Dweck, estamos tan acostumbrados a que el éxito sea lo que conocemos y lo seguro, que al final la mentalidad fija reina en nuestras vida, donde realmente la importancia está en el crecimiento, y crecer es parte de nuestra diversidad. Es aceptar retos en donde sabemos que podemos caernos, en donde demos todo de nosotros y podamos aprender de ello y no rendirnos ante el primer obstáculo, porque eso nos hace más fuertes. La mente es diversa y, por tanto, nuestras formas de aprender, entender y estudiar también lo son.

Hoy, pensando en mi hoja de vida, creo que parte de mis ventajas y fortalezas como estudiante (y profesional) es que la diversidad está en mi. Soy administradora gastronómica de profesión, también magíster en pedagogía universitaria y futura psicóloga (ojalá clínica infanto-juvenil); así como también soy estudiante y ayudante a la vez. El que tenga la posibilidad de ver "con otros ojos" ciertas cosas ha permitido que se enriquezca mi aprendizaje. 

martes, 8 de septiembre de 2020

Evaluaciones aquí y en la quebrada del ají

Ay el colegio, esa época tan lejana y que, creo, he dado algunas luces de que no fue una tan maravillosa como para muchos nostálgicos. ¿Por qué no? Principalmente por esto mismo, las evaluaciones. 

Hasta finales de 4to medio y principios de primer año de universidad-instituto, nunca supe realmente por qué era que me generaba tanta incomodidad una evaluación. Al principio creía que era solo nervios propios de este sistema educacional competitivo donde tu norte siempre ha sido y será entrar a una buena universidad a estudiar una carrera tradicional. Pero después me fui dando cuenta que algo más tenía que ser, porque este nerviosismo, temblores, dolor corporal y sudoración no era SOLO en pruebas, sino que también en todo tipo de instancia evaluativa: controles, presentaciones orales, escritas, exámenes, pruebas de nivel, etc. Básicamente era estar constantemente con el soundtrack de la película de Hitchcook en mi experiencia escolar.



Después me enteré, por circunstancias y eventos no tan agradables, que eso tenía un nombre: TAG o Trastorno de Ansiedad Generalizada. Pero podemos hablar de esto otro día. 

Si bien ya despotriqué profundamente la teoría de mi querido Yrjö, dándome a entender que no decía nada nuevo, sí quiero defender sus postulados con esta aproximación. Recapitulando un poco, y así poder demostrar mi maestría con sus conceptos, Engeström postula que no aprendemos solos, que nuestro conocimiento no es solo aquello que almacenamos y/o reproducimos, elementos claves para cualquier cognitivista clásico, sino que va más allá el aprendizaje como tal. Para él, nuestra mente, en interacción con los otros, se expande y, de esta forma, se distribuye a partir del uso de ciertas herramientas que nos facilitan el aprender, como sería, por ejemplo, el lenguaje, esencial para poder comprendernos entre nosotros. Por tanto, asumo, la propuesta de él sería que las evaluaciones por ningún motivo debiesen ser con un sentido individual, sino que en interacción con los otros, muy constructivista esta idea por lo demás. 

Pero si me pongo a pensar y me remonto a 14 años atrás (ay no que lejano), con una Ale recién en 8vo-1 medio, que siempre le inculcaron que ella sola debía sobresalir y por sus propios méritos (ojo, esto desde el colegio, mis papás fueron siempre muy pro aprendizaje colaborativo), la distribución de mis cogniciones y este famoso aprendizaje expansivo, que además propone Yrjö como la expansión de la misma mente hacia un aprendizaje que te permite cuestionar, trascender e ir más allá de lo que ven tus ojos, eso no estaba permitido en mi sistema educativo privado-laico-bilingüe. Me escucho/leo muy catastrófica cuestionando mis 14 años de colegio, pero siento que sí, nunca se me permitió "pensar", y quizás por eso siempre me cuestioné a mí misma más que a lo que se me presentaba.
 
"¿estaré mal yo?"

Tal vez por eso nunca me atreví a levantar la mano e intervenir en las clases de física y/o matemática, porque lo que decía el docente era una ley probada y comprobada absolutamente.

"¿pero, qué pasa sí...?"

Quizás por eso nunca me ha gustado mucho el trabajo en grupo, siempre lo he visto como un formato que permite al docente alivianar su carga laboral (que por cierto es demasiada) y para mí siempre ha sido un trámite no muy agradable, lo vi siempre como un "depender" del otro, quizás esa mirada debí haber cambiado y así permitirme vivenciar las evaluaciones del colegio de otra forma también, probablemente no todas fueron tan terribles como me imagino. Quizás ese trabajo en grupo sobre la transferencia de energía por medio de un limón, sí tenía un punto de colaboración y distribución. 

En este último tiempo me he dado cuenta de muchos elementos que me permiten cuestionar mi formación inicial (insisto, no en lo que traigo de la casa, soy hija de profesores y nieta de normalistas, así que bien pro educación soy) y en percatarme, además, en los pocos espacios de reflexión, como estos, que se me entregaron en la enseñanza escolar. Pero que ahora sí, por mi educación actual, me he permitido ver a Engeström desde tantas aristas distintas, dándole valor a sus ideas no solo porque suenen lindas, sino porque hacen sentido, aunque sea quizás un poco más de lo mismo. Pero el valor está en los paradigmas que tuvo que romper en su momento para proponer lo que decía y que puedo resumir de esta forma... 

El aprendizaje se distribuye: en un contexto, en una cultura, en una sociedad, con un lenguaje y en una interacción; posee reglas y objetivos. No es solo distribución de la mente, sino que de nosotros como seres sociales.

Probablemente esas no fueron sus palabras exactas, pero sí me hace sentido. Viniendo de un sistema educativo en donde la prueba mide, supuestamente, tus capacidades y habilidades; donde el mundo eres tú y nadie más; donde el trabajo te entrega valor a ti, tú debes aprender por tus medios y, ojalá, rápido porque hay que incorporar infinitos contenidos. 

¿Pero, qué pasa sí...?

A medida que escribo estas líneas, me recuerdo de mis primeras evaluaciones en el magíster que creo ha sido mi primer acercamiento al "¿qué opinas tú?". En mi primer pregrado, al ser una carrera más técnica y práctica que teórica, jamás me cuestioné realmente qué pensaba ni opinaba, las evaluaciones eran repetir, hacer y deshacer, tal cual en el colegio; te iba bien o mal y listo. Mi primera clase del magíster era compartir experiencias, pensamientos y reflexiones, todos tenían algo que decir y por eso te evaluaban, por el poder de tu reflexión y de tus intervenciones, no por si sabías o no los contenidos y creo que eso es distribuir mi mente y mi aprendizaje, que se expanda a más lugares de los que estoy acostumbrada o cómoda, que me permita caer y levantarme y, a partir de ello, hacer de mi aprendizaje algo significativo, que me sea útil para mi formación y para mi diario vivir.

Hoy en psicología revivo esos momentos desde la primer día, cuando en una clase de filosofía el profesor nos dice que él no viene a pasar la materia, sino que a conversar sobre ella y ese ha sido mi formato también en mis clases de cocina y mis ayudantías. No vengo a dictar soberanía sobre el conocimiento, sino a que se distribuya entre todos y nos permita un mejor aprendizaje para la vida en cada uno de nosotros. 

Volviendo a elementos dichos anteriormente, me parece que esto es más que solo un "trámite" al trabajar en grupo, nos falta a muchos ese cambio de switch y de perspectiva ante las evaluaciones. Muchos nos hemos quejado de por qué tanto trabajo colaborativo, bueno, aquí está un poco la respuesta.

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¿Seguiré sufriendo cuando los formatos de certámenes no sea el tradicional con papel y lápiz? Probablemente sí. Y ese quizás sea el TAG hablando. 

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Por último, mi aprendizaje con Engeström no ha sido saberme al revés y al derecho su teoría, de hecho no siento que la sepa a la perfección, probablemente lo que yo entendí no esté ni cerca de lo que él propone; pero sí me deja la enseñanza de mi capacidad de crítica, de ver más allá de lo que me dicen, de trascender en mi aprendizaje, me deja en claro que estoy teniendo un aprendizaje expansivo y que mis cogniciones se están distribuyendo. 

lunes, 7 de septiembre de 2020

Galletitas para el Señor Yrjö

Por si a alguien le interesa, las galletitas de la discordia relacionadas al post anterior provienen de la seca The SimpleLife. Así que aquí paso el dato:

https://thesimplelife.cl/galletas-de-quinoa-con-chips-de-chocolate/

¿Los cambios que yo hice? 

  • No tenía aceite de coco así que usé canola o maravilla, no recuerdo cuál había. 
  • Para endulzar, a la mano tenía azúcar rubia porque justo se había acabado la de caña y la azúcar blanca a veces me hace doler el estómago. 
  • Claramente linaza no quedaba y hacer el huevo de chía no me generaba mucha alegría, así que huevo normal no más. 
  • Por último, en vez de chips de chocolate bitter, primer usé unos de chocolate blanco que me traje de Canadá el verano que recién pasó; pero después me dió por hacer otra tanda de galletas y le puse chocolate bitter picada y ralladura de limón. BEST IDEA EVER
Eso sí, las dejé más tiempo de los 20' que recomienda (unos 25 minutos quizás casi 30) porque me pareció que daban muy paliduchas y el miedo a que fermenten está latente.


Y sí, las hice con molde porque así quedaban más ordenadas. La anterior la hice con cuchara y los distintos tamaños me irritaron porque la cocción no era uniforme. ¿Qué puedo decir? Soy obsesiva en todo y mi alma pastelera (sí, ese era mi norte) no me permite errores.

Certamen I

Comienzo esta reflexión confesando mi mayor temor y angustia de este último mes: el certamen 1 de PDA. 

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Como mi personalidad obsesiva me impide dejar todo a última hora, apenas tuve las fechas y las directrices de la entrega del certamen 1 me puse a trabajar. Encontré bibliografía aparte de la recomendada, porque tuve un problema muy grande...no entendía nada de lo que me hablaba el texto. Cualquier podría decir que cómo eso es posible si tienes un postgrado en educación. Sí, lo tengo, pero jamás me había enfrentado a palabras o ideas tan específicas y técnicas que me hicieran dudar de mi título. 

Este tipo de situaciones inseguriza ante todo lo que uno está acostumbrado, y quizás ese es el problema, la costumbre.

Después de poder por fin darle algún sentido a las palabras de Engeström, mi querido autor de la Teorías de la Cognición Distruida, junto a diferentes teorías y planteamientos que él compone e incorpora en este postulado general que establece con Michael Cole, encontré que sus ideas eran brillantes, cómo nadie se había planteado esas cuestiones. 

¿El problema? El tipo no descubrió nada nuevo, es como decir que Colón descubrió América, cuando ya esta llevaba años siendo habitada por los diferentes aborígenes de nuestro continente. 

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Mi corazoncito algo se quebró un poco cuando fui consciente de esto. En conversación con el profesor con quien trabajo como ayudante para uno de sus ramos, me preguntó sobre este trabajo y sobre mi autor. Para contextualizar, este sujeto es equivalente a una enciclopedia andante, pero nivel superior a lo que cualquier persona se podría imaginar. A mí más de una vez me han dicho "eres una enciclopedia", pero la verdad es que ni cerca de la capacidad de conocimiento que tiene este sujeto y de quien estoy muy contenta he podido aprender este año. El caso va en que me preguntó por mi autor, que él sí conoce y maneja su teoría, y me hizo reflexionar en torno a lo siguiente "qué de nuevo te presenta para la educación". 

Wow. Filo. Me mató con eso.

Y me hizo mucho sentido, no porque no fuera un aporte o sus postulados no fueran relevantes, sino porque me da a entender, ahora que ya me leí muchos papers, textos y visto videos sobre Yrjö, este autor toma un poupurrí de aspectos teóricos desde donde se basa y genera nuevas palabras, más complicadas de entender que las anteriores. 

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¡TIENE TODO EL SENTIDO!

De hecho, recordé la clase cuando hablamos de Varela, autor que de por sí ya me era conocido, y no solo por ser el papá de la Leonor Varela. Varela también nos habla de la importancia del contexto, de las relaciones, de nuestra historia, pero por sobre todo, de las experiencias y cómo incluir el cuerpo en el aprendizaje. No solo como aquello que te permite "estar", sino que es parte activa del proceso de aprendizaje. Y claro, ¡incorporaba elementos que ya había escuchado! Solo que él también le dió un giro en base a lo que se necesitaba en el momento.

Y dándole el giro gastronómico aquí, me pareció poder compararlo con una receta de algún postre o algo que queramos cocinar. Por lo general, uno busca la receta y nunca falta que le hacemos un pequeño "twist" para hacerla de nuestra tincada, de hecho, me pasó ayer. Quería hacer unas galletas con quínoa que encontré en un blog que sigo hace varios años. ¿El problema? la mitad de los ingredientes no los tenía porque no soy tan natural u orgánica para mis recetas, así que la terminé modificando a mí parecer y quedaron bastante buenas. Eso me pasa con Engestróm, adaptó conceptos que ya se tenían, como los planteamientos de Vygotski y Luria con el enfoque más sociocognitivo ó de Bateson y Lehmann desde la teoría de sistemas. Buscó su receta y la adaptó a lo que a él, probablemente, le hacía sentido, así como yo con mis galletas de quínoa. Y no lo culpo, siento que es muy válido. 

Al final el conocimiento hoy en día no es un nuevo descubrimiento, sino que una adaptación de lo que ya se tenía para formar algo un poquito distinto o que tenga relación con lo que se espera acorde al contexto. 

lunes, 31 de agosto de 2020

Desde la pandemia

Dicen que tercer año es el más complejo de la carrera. Es el "ombligo" de tu desarrollo profesional, por lo general suele ser el salto o cambio de enfoque. En nuestro caso, de la evaluación de competencias asociadas a un bachillerato (primeros dos años) a uno ligado a competencias de licenciatura (tercero y cuarto año). Ahora, en cierta forma, jugaríamos un poco más a el "ser psicólogos/as". Tercer año también lo definían como el año que los ramos eran más entretenidos, más complejos, pero que tenían una propuesta mucho más llamativa que los ramos teóricos clásicos. Pero, dentro de todas estas ideas y propuestas respecto a este año, llegó algo que no considerábamos dentro de tercer año. Alcanzamos a ir dos semanas a clases. Nos presentamos a los profesores de nuestros ramos, pero no pudimos conocer a todos los ayudantes porque algunos tuvieron que trasladarse a lo virtual desde el primer día por precaución en caso de haber viajado a países que hayan alertado sobre los problemas sanitarios desde antes de marzo.
Quarantine memes to make you laugh – The Miami Hurricane

 El cambio a lo online no fue fácil, la adaptación fue, y sigue siendo, muy compleja. Los primeros días el cansancio, dolores de cabeza y dificultad de concentración opacaban las pequeñas esperanzas de volver a lo presencial. Los profesores intentaban darnos ánimos, desde mi posición como ayudante también lo intenté, sobre todo porque mi trabajo estaba en primer año. Su primer acercamiento a la vida universitaria, el primer salto a la verdadera adultez, se había visto, nuevamente, afectada por un evento no normativo. Primero fue el estallido social con su término de educación escolar y ahora el comienzo de la educación superior. Tratando de darles apoyo a ellos, olvidé de darme apoyo a mí misma y hubo un momento en que el cansancio primaba por sobre mis ganas de aprender. Mi formato de aprendizaje era estudiar en grupo, siempre nos juntábamos con mi grupo de amigas a repasar entre nosotras. A fin de semestre, para los exámenes, ya no queríamos ni vernos de lo monótono que se hacía el estudio, pero la verdad es que es lo que más se extraña de esos días. 

Pensando en los primeros días de la pandemia, el formato desconocido del aprendizaje más autónomo (tipo Coursera quizás); el trabajar en grupo, pero sin verte entre tus amigos/as porque no todos tienen buena conexión como para aguantar la cámara, me hizo integrar un poco lo que he leído estas últimas semanas de las diferentes teorías de aprendizaje y, directamente, sobre Yrjö Engeström y su teoría del aprendizaje histórico-cultural. Este autor habla de la importancia del aprender a partir de la interacción con otros, que el aprendizaje ya no es solo memorístico o asociativo como postulaban los conductistas, sino que va más allá de un estímulo y respuesta. Para él, el aprendizaje involucra distintas herramientas, como el lenguaje y el por qué y para qué aprendo. No aprendemos solos, como yo tampoco concebía estudiar para los certámenes y/o exámenes sin mis amigas, sino que este se genera (siempre) en un contexto, en un tiempo, en un espacio y por medio de la interacción entre personas que comparten (o no) aspectos de la misma cultura.

The main concepts of the Activity Theory of Yrjö Engeström | Download  Scientific Diagram

Fuente: Salas-Madriz. (2016). Aportes del modelo de Yrjö Engeström al desarrollo teórico de la docencia universitaria. Revista Educación, 40 (2), 1-22.

Será quizás obvio, hoy en día, pensar que el aprendizaje no se consolida solo repitiendo ideas y que se hace fundamental, para que este tenga un significado, el que sea por medio de la interacción con un otro. Pero si pienso en el momento en cuando se generó esta teoría, anterior a los 90', si es que no antes, busca romper con todos los paradigmas que antes se tenían pensandos. Directamente desde un cognitivismo puro, en donde somos lo que pensamos y nuestro aprendizaje se materializa en cogniciones y, luego, en la conducta, donde sigue habiendo elementos desde la individualidad sin considerar los aspectos contextuales. 

Piaget nos habla de elementos cognitivos, directamente asociados a los esquemas mentales que poseen los niños dependiendo de su etapa evolutiva y cómo estos se van asimilando y acomodando para poder incorporar más esquemas y, así, pasar las etapas. Pero deja de lado esta idea de lo contextual, que después vemos en Vygotski, quien, sorpresivamente, es uno de los principales autores que habla de la importancia de este elemento como algo esencial en el aprendizaje. Además, no deja de ser uno de los autores que inspiran a Engestróm en sus postulados, de hecho, se basa en sus ideas para crear la Teoría de la Actividad Histórico-Cultural (CHAT). 

Me queda mucho por aprender, por leer y por consolidar como aprendizaje y conocimiento. Pero sé que cada descubrimiento, pensando en Bruner, va a ser sorpresivo y me va a permitir forjar mi camino a lo que aspiro dentro del ámbito de la psicología, quizás, mi futuro está en esto.

lunes, 24 de agosto de 2020

Motivación, educación y yo.


El 2020 no solo es un año de pandemia global, sino que también es un año que nos ha dado a entender que nuestras intervenciones en el planeta han de generar diferentes situaciones, tanto buenas como malas, afectando nuestro día a día. Además, es el año que se cumple una década desde que salí del colegio y, en cierta forma, he podido ver cómo mi educación ha ido cambiando con el pasar del tiempo. No solo al adaptarme a una nueva forma de enseñanza-aprendizaje, como es el sistema online, sino que al ver cómo la forma en que se enseña y se aprende ha cambiado en el aula. 

Hace más de diez años, más de veinte para ser exacta, cuando yo estaba en la básica, al docente poco y nada le interesaba si lo que estaba aprendiendo me motivaba o me generaba alguna sensación de interés más allá de "aprender esto me va a dar una nota y más vale sea sobresaliente". No puedo negar que ese sistema me funcionó por mucho tiempo y hay muchas veces que en la actualidad pienso "debo aprenderme esto porque sí" y no porque va a generar un cambio en mí misma, porque a futuro significará algo más que solo contenido o porque puedo relacionarlo con algo de mi vida cotidiana. Hacer de ese aprendizaje algo significativo. El que me enseñaran a sumar directamente era 2+2=4, sin saber si sabía la noción de los número o no, es muy distinto a "si vas al supermercado y quieres dos manzanas verdes y dos manzanas rojas, tendrás cuatro manzanas". Nunca se enfocó en esa visión, quizás más de alguno de mis profesores tenía esa idea, pero de alguna forma prima en mi recuerdo el aprender porque sí, más que el porque sirve. El chiste de siempre, de qué me sirven las fórmulas de álgebra si quiero comprar el pan, nadie dice "dame 2x+3xy+3y de marraquetas" cuando se va al negocio de la esquina, pero si te enseñaran que esa fórmula es más que una fórmula y que efectivamente es importante más que solo para quienes trabajan con las matemáticas en su vida laboral, sería otra forma de aprendizaje.


Puedo hacer la comparación del ayer y hoy en lo que consta respecto a sistema educativo porque tengo la suerte de estar inmersa en ese mundo. Desde que salí de Culinary me he dedicado a la docencia en el ámbito gastronómico y mi primer acercamiento fue en un colegio del sector oriente haciendo el taller de cocina. A partir mi experiencia de colegio, por lo que me había dicho la encargada y la experiencia docente de mis cercanos, mi misión era dar la clase y esperar que las alumnas aprendieran el contenido, nunca me cuestioné si les iba a hacer sentido o motivar la clase que tenía preparada. La clase era de protocolo y debía enseñarles cómo poner la mesa, comencé dando el contenido duro, no había ningún interés por parte de ellas y tampoco mío de estar escuchando la clase, hasta que llegué a las fotos y les mostré ejemplos míos de presentación de mesas de banquete. El interés de ellas cambió, vieron que aquello que les estaba mostrando tenía un sentido más que solo poner la mesa para que se vea lindo y tener el 7 en la asignatura. A partir de esa clase mi metodología cambió, traté de "bajarles" lo más que podía los contenidos de la clase a ejemplos de su vida cotidiana porque claramente la mesa de banquete fue para un matrimonio, cosa que probablemente ellas jamás iban a hacer, pero si las hacía pensar en una junta con sus amigas o almuerzo familiar, era distinto. En una de las evaluaciones, ellas debían elegir una receta que les gustara, cocinarla y montar la mesa acorde al protocolo. Ellas venían con la noción de cocina, de protocolo y aspectos de creatividad, pero nunca las habían juntado para formar un producto final. Fue la evaluación que más disfrutaron y con la que más me sorprendí, sus preparaciones fueron muy buenas y la disposición de ellas durante la evaluación fue distinta a otras que existieron durante el semestre.

Evaluación alumnas taller de cocina

La actividad formativa busca ser significativa y ¿qué es más importante a que sea entretenido o "cool"? es que esta realmente tenga una conexión con la vida cotidiana. Es ahí donde se da el mayor aprendizaje y permite que aquello con lo que viene el estudiante permita que se mantenga y lo motive a desarrollar el aprendizaje como tal. 

Mi experiencia en el colegio es muy distinta a lo que se está generando hoy en día, veo como mi pololo, que es profe de primero básico, motiva a sus estudiantes en el procesos de enseñanza-aprendizaje a que sea más que solo memorizar las unidades, decenas y centenas, es pensar "si voy al supermercado y tengo dos manzanas rojas, dos manzanas verdes, ¿con cuántas manzanas me quedo en la bolsa?". Es interesarse por lo que traen de sus años anteriores, es decir, por sus conocimientos previos y motivarlos a que aprendan porque tiene un sentido más que solo porque sí.

lunes, 17 de agosto de 2020

Iniciando el camino

 ¡Hola! Sí, de nuevo me presento, soy Alessandra o, más simple, la Ale. Creo que ya es una constante en la primera etapa de la creación de un blog el encontrar toda entrada para saludar y presentarse.

Como habrás leído en diferentes partes de esta página, porque todavía lucho con el formato de diseño, soy estudiante de psicología, pero mi verdadero Self también es cocinera profesional (literal, estudié cocina en Culinary) y tengo un Magíster en Pedagogía Universitaria, así que "algo" sé (o debería saber) del proceso de enseñanza-aprendizaje. 

Pero bueno, algunos fun facts de mí para romper el hielo:

1. Nací en Punta Arenas, pero vivo en Santiago desde los 10 y aún así no logro acostumbrarme al frío ni al calor de cualquiera de las dos ciudades.

2. Bueno, como ya les dije, guardo otros títulos profesionales bajo la manga, no solo soy estudiante de tercer año de psicología de la udd.

3. Hago (o hacía pre pandemia) clases de cocina para niños en una municipalidad en el sector oriente de Santiago. 

4. No me gusta la Nutella y no entiendo el fanatismo de la gente por ella. 

5. Mi religión es la palta, creo que no hay alimento más maravilloso y multifuncional que ese. Hablemos de que puedes hacer ensaladas, sopas, cremas, aderezos, POSTRES, de todo con una simple palta. How brilliant?

6. Siempre he querido un perrito, pero por mis múltiples alergias nunca he podido tener uno. Tuve dos pescaditos dorados, pero solo vivieron dos semanas bajo mis cuidados.

7. Fanática del chocolate, pero no en todas sus formas. No soporto los postres de chocolate ni el helado del chocolate. A menos que sea helado de chocolate blanco, ahí te creo.

¡Eso por ahora! 

Nos encontramos en otro momento, con una que otra reflexión más profunda, más allá de la importancia de la palta y sus múltiples usos. 

Reflexión final

Pensar que se está acabando el año y que con eso ya se genera un cierre de este instrumento, mezcla emociones que probablemente no pensé que...